
Homenaje a Adriana Lara Gerocultora de Ballesol Alcobendas
DESPEDIDA DE CORAZÓN
La vida de Adriana Lara, gerocultora de Ballesol, empezó muy pronto. A los catorce años ya estaba trabajando en una empresa textil en Orusco de Tajuña, muy cerca de Perales, Tielmes, pueblos que se han hecho grandes a la sombra de Madrid. Decidida, emprendedora, no lo dudó. Abrió un restaurante y se dedicó a “dar comidas”. Una tras otra, todos los días, mañanas y tardes hasta que…un día lo dejó. Motivos había muchos y ninguna excusa. “Tenía que seguir trabajando de lo que fuese, aunque preferiblemente en cocina”. Con esa intención se acercó hasta una residencia de Ballesol.
Despedida Adriana Lara Gerocultora de Ballesol
ADRIANA LARA GEROCULTORA DE BALLESOL ALCOBENDAS
A los pocos días, recuerda, la llamaron para una entrevista. “Lo que más valoramos de ella fue el cariño con el que nos hablaba de cómo cuidaba a sus suegros. Posteriormente cuidó de su tía durante quince años”. Nada se habló en aquella conversación sobre cocina y comidas. Se formó con su propio talento, el apoyo de la experiencia de sus nuevas compañeras y esa sensibilidad que le acercaba de una manera especial con las personas mayores de la residencia de Ballesol Alcobendas.
“Haber sido Gerocultora durante trece años aquí ha marcado mi vida y espero que la de muchas familias”, imploró minutos después de recibir ayer un merecido homenaje por su reciente jubilación el día de la Familia en esta residencia. Su despedida fue una paradoja de sentimientos. Ella, entre lágrimas, reconoció que “ha dado a Ballesol todo el esfuerzo, entrega y cariño posibles, y que ha recibido una familia”. Enfrente, los residentes, entre aplausos y besos, la regalaron un álbum de recuerdos, momentos de corazón y sonrisas para desearla la mejor de las suertes para una “mujer que ha sabido cuidar de los demás con los cinco sentidos”.
Desde el Grupo Ballesol te deseamos lo mejor.