Cómo gestionar las emociones en tiempo de crisis

Residencia geriátrica ballesol

Cómo gestionar las emociones en tiempo de crisis

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Árticulo de Luis López, coordinador TASOC en Residencias Ballesol

La vida nos está poniendo a prueba. Aunque lo haga todos los días, esta vez lo ha hecho sin avisar. En una prueba constante de resiliencia ante las adversidades. Y en la que mostrar sin ambages nuestra capacidad de empatía, de compromiso, de solidaridad.

No recuerdo una situación así. He perdido esa memoria. Esa capacidad privilegiada que tanto admiro en ellos y que ejercitan con sabiduría para apoyarse en el presente, pero con optimismo. Hablo de los residentes de BALLESOL. A menudo, cada día, en cada instante que estoy con ellos, aprecio más su inteligencia colectiva en la manera que tienen de afrontar y comprender la realidad de esta pandemia.

Ese talento de la senectud para aprovechar cada instante y las posibilidades de cada momento, es tan envidiable como su optimismo, como su sonrisa natural, un imperdible sujeto a un carácter ejemplar lleno de emociones positivas. Participar de ellas ha dado un sentido más vocacional y enriquecedor si cabe a mi dedicación: soy el coordinador de los Técnicos de Animación Sociocultural (Tasoc) en Ballesol. Uno de mis propósitos con nuestros residentes es la búsqueda de la felicidad como proyecto común que identifica al hombre, pero que también le permita relacionarse, compartir, crecer, aprender. 

Luis López, Coordinador de los Técnicos de Animación Sociocultural (Tasoc)

Decía el filósofo griego Epicuro que “necesario es meditar acerca de lo que procura la felicidad, pues cuando está presente, tenemos todo, y, cuando nos falta, hacemos lo imposible por poseerla”. La manera de encontrarla es algo subjetivo, personal. Entre las emociones pasajeras que estos meses nos acompañan he encontrado el equilibrio suficiente para aspirar diariamente a ser feliz por encima de cualquiera de las adversidades. 

Cuando trabajas con personas mayores esta actitud es fundamental. No sólo define una personalidad, un estado, un carácter. También la manera de relacionarte, actuar o transmitir.

Por eso la vida de un tasoc está muy marcada por las emociones, y más en   una dimensión tan inhóspita como esta en la que nos encontramos. La figura del TASOC está muy identificada con aquella que concibe al profesional “que utilizando una tecnología social basada en una pedagogía participativa, facilita el acceso a una vida más creadora y más activa con mayor participación y comunicación… potenciando la autonomía personal y grupal, la relación interactiva con otras personas, la integración en un entorno sociocultural y la correspondiente capacidad para transformar ese entorno”.

Por eso cada día en Ballesol Parque Almansa es diferente. Eso facilita la interacción social con los profesionales de la residencia, permite la comunicación de los estados afectivos con los residentes, y promueve una conducta asociativa entre todos. 

¿Qué hacemos?

Ordenando estos valores, las capacidades y la actitud (siempre ha sido positiva pese a las circunstancias) de cada uno de los residentes de Ballesol, se están desarrollando proyectos de carácter social, cutural y solidario. 

El mejor ejemplo está en la voluntad de todos de ser partícipes y protagonistas.  Cada día a las 20h la residencia se convierte en un intercambio solidario de aplausos en el jardín. Enfrente los profesionales. Al otro lado los residentes, los primeros en agradecer su trabajo, que a su vez reciben la admiración y el ánimo de la fisioterapeuta, enfermera, médico, psicóloga, recepcionista, gerocultoras, cocinero, la directora…

Conforme han ido sucediendo los acontecimientos el ánimo ha ido aumentando. También las sonrisas, el ingenio, la originalidad.

Acompañado de mi acordeón, del regalo de los aplausos de los vecinos salimos al jardín al ritmo del Resistiré o la vida es un carnaval de Celia Cruz. Una coreografía perfecta que solaza nuestros espíritus y que inspira letras escritas en cartas de los vecinos de Ballesol Parque Almansa y que nos hacen llegar todas las semanas. Anónimos como este: “Es que a los que teníamos que animar para seguir adelante, son los que nos están animando a nosotros cada tarde con sus canciones y alegría”. ¿Se imaginan una manera más reconfortante de volver a casa y despedirse de los residentes? Mañana volveremos a salir y bailar, y a buen seguro, que otra carta nos esperará en la puerta.

Trabajar con tantos estímulos a tu alrededor te reconforta en esa libertad creativa que te lleva a un interés común: ayudar a nuestros abuelos. Así les veo a todos cuando entro en la residencia. A menudo me preguntan cómo están emocionalmente, si son conscientes de la situación actual, si el miedo se ha apoderado de ellos. Y siempre digo lo mismo. Deberíamos aprender de todos ellos a saber gestionar las emociones y la preponderancia del corazón sobre la cabeza y viceversa según las circunstancias.

Cada emoción predispone de un modo diferente a la acción. Y si son positivas nos proporcionan bienestar y felicidad. La pasión con la que se lleve a cabo cualquier desafío no sólo define a la persona, también la enriquece.

Y de ello no sólo soy testigo sino protagonista. De un proceso evolutivo en la adaptación de la persona a esta realidad tan anómala que nos ha cambiado…para mejor. Hemos sido capaces en estas semanas de superarnos, de alcanzar retos colectivos- ¿O no lo es homenajear a la literatura en el Día Internacional del Libro con la lectura conjunta del poema Esperanza del actor y poeta Alexis Valdés cantado por 44 voces?

Cuando la tormenta pase, y se amansen los caminos, y seamos sobreviviente de un naufragio colectivo…”.

Un vídeo optimista del lado más positivo de la vida. Con este tipo de iniciativas no sólo se fomentan   las relaciones sociales o la participación. También la memoria, los recuerdos. La respuesta no pudo ser más satisfactoria.

Programar, organizar, dinamizar, son conceptos encaminados a desarrollar proyectos de intervención social y en estos momentos de crisis adquieren una relevancia capital. A los residentes les hablo siempre que puedo de lo fundamental que es el humor para entender la vida. Lo hablamos y expresamos. Le damos forma y lo compartimos.

Por ejemplo, con las videollamadas que todas las semanas tienen con sus familiares. La tranquilidad es el mensaje, pero el medio es el humor, y el vehículo la sonrisa. Admiro la capacidad que tienen todos para seguir aprendiendo, para adaptarse a las nuevas tecnologías, para manejar las tablets con preguntas e interés.

Hay mucho más. Entre las actividades de un TASOC está el apoyo a la intergeneracionalidad en cualquiera de sus formas.  Ahora que necesitamos estar conectados también lo hacemos desde algo tan tangible como el papel.

Nietos e hijos, hermanos y sobrinos escriben cartas a nuestros residentes. Su lectura conmueve y reconforta. Los dibujos te devuelven una mueca de felicidad. Cada carta es una historia que escuchas, sientes, aprendes. Elogio la capacidad empática que tienen para comprender sentimientos y emociones. Esa terapia colectiva es un ejercicio de resiliencia que potencia la felicidad. 

Las personas mayores son, sin duda, los más adaptables a los cambios. Deberíamos aprender de la naturalidad con la que llevan esta crisis sanitaria.

A petición de ellos hemos espaciado otras actividades para crear tertulias espontáneas, conversaciones para dar respuestas a las inquietudes que les surgen. Conocen perfectamente lo que ocurre, explicarlo es más complejo.

Pero esa solidaridad colectiva les ha llevado a todos a adaptar pequeños hábitos individuales y grupales. Paseos, rutinas, horarios, visitas… Y tened por seguro que siempre eligen el mejor camino entre las circunstancias que les rodean. Siempre lo han hecho, siempre lo harán.

Biografía

LLevo en Ballesol desde el 16 de abril del 2008, cuando entré no existía la figura del animador en residencias aquí en Madrid y poco a poco se ha ido consolidando hasta coger el peso que tiene hoy. Antes estuve en muchos otros sitios pero nunca relacionado con mayores. 

Cuando empecé en Ballesol trabajaba con niños como monitor en los talleres del aula de salud de la comunidad de Madrid por las mañanas y con mayores por las tardes, y decidí dejar a los niños para dedicarme por entero a la tercera edad. 

Estudié formación profesional grado superior de administrativo en su día y después saqué la diplomatura de Arte Dramático en el Centro de nuevos creadores. 

En la actualidad ejerzo como coordinador del Departamento Tasoc de la zona centro norte.

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