
CUIDADO DEL ADULTO MAYOR
El cuidado del adulto mayor, cuando este tiene determinadas necesidades asociadas al exponencial envejecimiento de la población y a dependencias vinculadas al deterioro físico o mental, es un arte.
“Cuidar bien“, “Humanizar los cuidados” son conceptos modernos asociados al cuidado del adulto mayor en el ámbito residencial. La importancia de ser atendidos por los mejores especialistas, en residencias funcionales, multidisciplinares y con una filosofía de la ética, autonomía y la dignidad centrada en la persona, son fundamentales para el cuidado del adulto mayor.

Una de las definiciones más aceptadas sobre la figura del cuidador es la de
“aquellas personas que atienden o proveen de cuidados a otra que lo necesita, normalmente una persona que sufre una enfermedad crónica o discapacidad”.
En España más de 2,3 millones de personas son dependientes y necesitan la ayuda de un cuidador. Pero, ¿qué cualidades le definen? ¿Qué servicios puede aportar en el cuidado del adulto mayor? ¿Cuál es el perfil de los profesionales dedicados a la atención en una residencia?
Un 89% de los cuidadores en España son mujeres de mediana edad. La mayoría dedicadas a una atención prestada para que las personas necesitadas puedan desarrollar sus actividades diarias y cotidianas. Los cuidadores informales no son profesionales, no reciben compensación económica alguna y el desempeño de estas tareas lo realizan de manera altruista.
Por el contrario, hay situaciones en las que los cuidados son de larga duración y la persona debe de ser institucionalizada en una residencia, teniendo en cuenta que el cuidado del adulto mayor aumenta a medida que se agrava la enfermedad de la persona, y con ello la incapacidad, requiriendo entonces cuidados más profesionalizados y específicos.
Es importante reseñar que el proceso de cuidar no se restringe únicamente al ámbito sanitario, ya que también está referida a la dimensión psicosocial en la relación cuidador y persona necesitada.
“Es mucho más que humanizar los cuidados y reconocer la dignidad intrínseca de la persona que tienes en frente”,
explica uno de los profesionales de la residencia Ballesol Reus sobre la importancia en el cuidado del adulto mayor.
El perfil del cuidador es, por tanto, el de un profesional comprometido, con un sentimiento de empatía y el deseo de actuar por el beneficio del cuidado del adulto mayor. Valores que debe de ejercer en la facultad de tomar decisiones, y aplicar el conocimiento clínico.
Actitudes como el respeto, escuchar, fomentar la autonomía o el envejecimiento activo se deben complementar con habilidades de comunicación, toma de decisiones, manejo de responsabilidades y estresores, o proveer un amplio espectro de cuidados.
Índice:
- ¿Eres cuidador? El cuidador y su cuidado
- ¿Existe una dieta para cada edad? Dieta y salud cognitiva – Menús
- Cómo identificar los síndromes geriátricos por la regla de las “ies”
- ¿Cuidados de la mano robótica?
- ¿Cómo identificar una residencia de ancianos accesible?
- ¿Cómo envejecer sin ser mayor?
¿Eres cuidador? Cómo identificar los síntomas de la alerta de la sobrecarga
- Negación sobre la enfermedad y sus efectos en la persona.
- Descargar su enojo o frustración con la persona a la que atiende.
- Ansiedad al afrontar futuras obligaciones, cuidados más personalizados.
- Depresión. A mayor apoyo social menor prevalencia de dicho trastorno.
- Aislamiento. El cuidador se siente con sobrecarga de trabajo que hace alejarle de sus allegados. No logra disfrutar de otras actividades por preocupación.
- Agotamiento. La persona se siente cansada para desempeñar su tarea.
- Irritabilidad. La persona quiere “que la dejen tranquila” en todo momento.
- Insomnio. Motivado por muchas circunstancias. Preocupaciones que le llevan a pensar si estará bien la persona a la que cuidamos o molesta, si puede caerse…
- Problemas de salud, físicos y emocionales que le impiden sentirse bien. Derivados muchas veces de una obsesión por autoevaluar su trabajo.
- Falta de concentración. La persona a cargo del cuidado, ante el estrés y la carga de trabajo, puede olvidar compromisos y otras obligaciones.
Medidas para el cuidado del cuidador
Es evidente que los cuidadores de personas dependientes deben asumir una carga y desgaste que afecta al plano físico, psíquico, social, económico. Afrontar estas situaciones con la mejorar capacidad de facultades y habilidades es fundamental.

Pide o acepta ayuda. Deja que otros tomen su lugar de vez en cuando.

Evita el aislamiento. Es importante tener redes de apoyo. Es bueno tener una lista de tareas fuera de tu cometido como cuidador.

Toma un descanso. Hacer algo por ti todos los días. Cambie de aires.

Haz ejercicio. Encontrar tiempo para desarrollar cualquier actividad, ya sea andar, realizar alguna disciplina deportiva, ayuda a reducir el estrés, la tensión.

Vigila las horas que duermes y aliméntate bien. Observa si tienes falta de apetito para evitar trastornos alimenticios. Evita largas horas de ayuno.

Fomenta la autonomía de tu paciente. Saber qué puede hacer el paciente y ponerlo en valor.

Desarrolla habilidades de comunicación. Es fundamental ser empático.

Asiste a una terapia. Pide ayuda de profesionales. Muchos cuidadores se sienten solos, frustrados, cansados, confundidos.
Abc del autocuidado
El Autocuidado es el conjunto de decisiones o acciones intencionadas que realizamos para controlar los factores internos o externos que pueden comprometer nuestra vida y su posterior desarrollo. El autocuidado es de gran importancia, se aprende a lo largo de los años y se realiza en beneficio de la propia salud.
Cualquier tarea que signifique interactuar física y mentalmente lleva consigo un crecimiento ilimitado de la persona, un progreso biopsicosocial. La actividad física mueve y desarrolla las articulaciones, acrecienta la dinámica corporal, previniendo el deterioro funcional y aumentando la masa muscular.
El ejercicio y el esfuerzo mental estimulan el crecimiento de nuevas neuronas, ramificaciones dendríticas y sinapsis neuronales.
Algunas prácticas básicas para el autocuidado son:







El mantenimiento de una buena salud es fundamental para reducir el malestar psicológico. Recordamos el viejo aforismo latino: Mens sana in corpore sano.
Las capacidades de autocuidado comprenden todas las habilidades que hemos desarrollado para realizar de manera efectiva el cuidado personal, a lo largo del tiempo, tomando decisiones y realizando lo necesario para mantener nuestro propio funcionamiento y desarrollo dentro de la vida y el bienestar. Es necesaria una actitud positiva ante los problemas de salud. Esta debe ser de prevención, estar capacitados para potenciar nuestros conocimientos, formación y habilidades en el cuidado de nuestro cuerpo, consultando y educándonos.
“La dieta rica en enzimas recomendada para las personas mayores es la Dieta Mediterránea”.
¿Existe una dieta para cada edad?
En una pauta dietética anti-envejecimiento, aparte de los alimentos ricos en antioxidantes (col, coliflor, zanahoria, cítricos, vino tinto, ajo, cebolla, pescado azul, legumbres y cereales integrales, aguacates, germen de trigo, aceite de oliva) deben mantenerse llenos los depósitos de enzimas para adquirir o digerir los nutrientes de los distintos alimentos.
Es lógico pensar también que si a los 80 años los músculos han perdido el 30% de su peso original y el corazón bombea un 35% menos de sangre, exista una dieta para cada edad.
La doctora Montse Folch no tiene dudas: “la dieta rica en enzimas recomendada para las personas mayores es la Dieta Mediterránea”. Y para el cuidado del adulto mayor debe de constar de aceite de oliva, aceitunas, aves, carnes, cereales y derivados (mejor consumirlos integrales), fruta, frutos secos, huevos, legumbres, lácteos, pescado (sobre todo azul) y vegetales”. Esta dieta se caracterizará por un bajo consumo de carne, en general, y más consumo de grasas de origen vegetal. “Así, es un menú rico en antioxidantes y pobre en grasas”. Esta pauta, reconocen los expertos, se debe completar con la práctica de ejercicio físico moderado.
¿Cómo mantener la salud cognitiva?
Es indudable que la alimentación juega un papel importante en la prevención de las enfermedades neurodegenerativas.
“Hay estudios que demuestran que existen ciertos alimentos que son protectores del sistema nervioso y que podrían ayudar a las personas sanas a mantener su salud cognitiva”
Comparte la Dra. Yajana Reyes, médico internista, especialista en nutrición y experta en psicología, que añade una dieta rica en:
Vitaminas, especialmente C y E por ser potentes antioxidantes, resulta altamente beneficiosa. Las principales fuentes de estas vitaminas son las frutas ricas en polifenoles (frutas de colores rojizos y morados), que ayudan a mantener la salud cardiovascular.
Minerales: Magnesio y Selenio, ambos presentes en las semillas (girasol, anacardos, almendras, nueces, avellanas)
Ácidos Grasos esenciales: Omega 3 (pescado azul, semillas de lino y chía molida, legumbre) Omega 6 (aceite de girasol, maíz y soja, aguacate)
La clave: una alimentación balanceada y variada garantiza el aporte de estos nutrientes.
El triángulo de la salud entiende a las personas como individuos integrales. La salud está determinada por el equilibrio entre estas tres esferas (lo que comes, haces y piensas) y no se limita solo al ámbito físico (enfermedad). “Las personas con Alzhéimer y Párkinson son mucho más que su enfermedad, tienen deseos, emociones y talentos, etc. Incluso con sus síntomas, pueden tener calidad de vida”.
Se trata, en palabras de la doctora Reyes, de entender la enfermedad como parte de su vida, y no que la enfermedad sea su vida.
He aquí unos ejemplos de menús adecuados a cada tipología:
MENÚ PARKINSON

MENÚ ALZHEIMER (Estadios 1 y 2)

Cómo identificar los síndromes geriátricos por la regla de las “ies”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como «un estado en el que existe una situación óptima de bienestar físico, mental y social y no meramente como una ausencia de enfermedad».
Entre las situaciones más frecuentes de la población anciana se encuentran los síndromes geriátricos, que no son enfermedades, pero son importantes por su presencia y la manera que tenemos de afrontarlos. No hacerlo de una forma temprana e integral, puede conllevar respuestas negativas para nuestra calidad de vida.
Robert L. Kane fue un visionario pionero de la Geriatría. Essentials of Clinical Geriatrics, publicado por primera vez en 1984 – la octava edición se publicó en 2018– se ha convertido en un recurso histórico para el aprendizaje de la medicina geriátrica.
En este libro define los síndromes geriátricos como problemas geriátricos, permitiendo a través de una regla nemotécnica su memorización por medio de la regla de las «ies»:
- Immobility: inmovilidad.
- Instability: inestabilidad y caídas.
- Incontinence: incontinencia urinaria y fecal.
- Intellectual impairment: demencia y síndrome confusional agudo.
- Infection: infecciones.
- Inanition: desnutrición.
- Impairment of vision and hearing: alteraciones en vista y oído.
- Irritable colon: estreñimiento, impactación fecal, colon irritable.
- Isolation (depression)/insomnio: depresión/insomnio.
- Iatrogenesis: yatrogenia.
- Inmune deficiency: inmunodeficiencias.
- Impotence: impotencia o alteraciones sexuales.
¿Cuidados de la mano de la robótica?
“El robot como complemento a las relaciones humanas, como compañero y amigo que siempre está, permite a la persona canalizar el afecto y disminuir la sensación de soledad”
En 2030 el 80% de los ancianos de Japón tendrá un robot. La robótica está ganando cada día más protagonismo en nuestras vidas. En España, el 70% de las familias tiene al menos un robot en su casa, ya sea para cocinar, para hacer deporte, para la gestión eficiente de la electrónica del hogar…

Si nos centramos en el segmento de la población con más edad, tenemos numerosos ejemplos de robots diseñados para potenciar la movilidad, proveer ayuda asistencial, trabajar la memoria y las capacidades cognitivas.
La roboterapia, sin embargo, es la ciencia dedicada a tratar con robots las afecciones anímicas, psicológicas, emocionales y afectivas. Todo ser humano tiene la necesidad íntima de sentirse querido y tener un propósito.
La sociedad es cada vez más longeva y muchos viven su vejez con poca compañía y/o afecto puntual de sus familiares. Esta soledad trae aislamiento, desconexión emocional con el entorno, apatía y hermetismo.
El robot como complemento a las relaciones humanas, como compañero y amigo que siempre está, permite a la persona canalizar el afecto y disminuir la sensación de soledad, motivando la alegría de sentirse partícipe y la motivación por contribuir a lo que acontece, por lo tanto puede favorecer al cuidado del adulto mayor.
4 motivos por los que incluir la robótica en el cuidado del adulto mayor:
1 – Emocional: Desde el punto de vista emocional hemos constatado disminución de la sensación de soledad, canalización de la afectividad y aumento de la alegría.
2 – Social: A nivel social, el usuario establece un vínculo con el robot-mascota y eso le lleva a hablarle, cantarle y compartir sus emociones e inquietudes con él. Uno de los grandes descubrimientos es que el usuario quiere compartir con su entorno – compañeros y personal a cargo – lo experimentado con su mascota, lo que ha supuesto un dinamizador de la socialización.
3 – Motor: Los usuarios se esfuerzan por mover el tronco y las extremidades superiores para acariciar y abrazar a su mascota, eso les sirve de estímulo motor.
4 – Cognitivo: Hemos comprobado que los usuarios están más despiertos tras la sesión con el gatito robot, aumenta su capacidad de atención y concentración para realizar otra actividad.
“Impulso de la accesibilidad universal en productos, bienes, entornos y servicios para avanzar positivamente hacia el diseño universal”
¿Cómo identificar una residencia de ancianos accesible?

Siempre hemos escuchado que “como meta, la arquitectura debe proponernos la creación de relaciones nuevas entre el hombre, el espacio y la técnica”. Para garantizarlo desde el cuidado del adulto mayor se deben de hacer viables los principios de dignidad, autonomía, derechos.., ¿qué criterios arquitectónicos y de accesibilidad debemos de identificar en una residencia de ancianos para el correcto cuidado de estas personas?
- Fomento de todas las acciones posibles para favorecer y garantizar el respeto a las capacidades y aportaciones que hacen las personas mayores a la sociedad.
- Impulso de la accesibilidad universal en productos, bienes, entornos y servicios para avanzar positivamente hacia el diseño universal.
- Conciencia por el cuidado del entorno, con espacios verdes y ajardinados en la residencia.
- La ubicación en zonas consolidadas de la ciudad para facilitar las relaciones sociales, visitas, encuentros con familiares…
- Las salas de actividades deben de tener luz y una buena ventilación. La disposición del mobiliario debe de facilitar el desarrollo y la circulación de las personas.
Todos estos criterios y más, deben de asegurar y complementar algo fundamental y esencial cuando vayamos a elegir una residencia: garantizar la adecuada privacidad de los residentes.
¿Cómo envejecer sin ser mayor?
Decía Ortega y Gasset, no sin razón, que “uno es joven mientras comprende el mundo”. Aunque envejecer es un proceso natural por el que todo el mundo pasa, hay quien lo hace con una mezcla de naturalidad y felicidad, infalible para alcanzar este propósito.
En sí, es una manera de cuidarnos sin complejos. Una guía repleta de consejos para cuidarnos, envejeciendo, pero sin ser mayor. Pero al madurar, puede haber diferentes estados.
Así que, ¿Cómo saber en qué etapa de la vejez de encuentra uno?
La persona mayor tiene que vivir plenamente todas las etapas de la vejez. Entre la jubilación y el final del ciclo humano podemos establecer tres etapas:
- La vida a crear: es el principio de la jubilación, es el aprendizaje de la nueva libertad, aprendiendo y cultivando una educación social para ésta.
- La vida a preparar: ocurre un poco después, a una edad variable, es el aprendizaje del envejecimiento activo y exitoso, cuidar la autonomía y las condiciones de vida.
- La negociación de la dependencia: la persona debe afrontar una posible dependencia versus enfermedad con la colaboración de cuidadores familiares y/o externos.