Coinciden los equipos de profesionales de estos centros -ambos considerados como residencias rehabilitación para personas mayores- al hacer referencia a la satisfacción personal de quien fue minero, militar, enfermera o maestra.
“Cada historia de vida nos permite individualizar los cuidados y prestar la mejor atención posible según las necesidades, hábitos y costumbres de cada residente”, concretan. Esa manera de dar significado, relevancia e importancia a su propia vida, diferencia a esta dos residencias Ballesol en Valladolid del resto.
“¿Qué podrá hacer mi padre, mi madre en esta residencia? ¿Es posible participar en un taller de teatro?¿Y disfrutar de un concierto? ¿Colaborar en un proyecto de horticultura, taller de repostería o pintura? ¿Incluso apuntarse a un curso de Nuevas tecnologías?¿Visitar museos o ir de excursión?”
En las dos residencias que Ballesol tiene en Valladolid, es posible. Lo más importante es dar sentido y significado a este etapa de la vida, “las personas mayores ya no ven las residencias como un lugar de paso sino como un hogar donde comenzar proyectos de vida más largos”, aprecia Nuria Martín, directora de Ballesol La Victoria.
La amplia oferta cultural, de ocio y tiempo libre se refleja en un programa diverso en oportunidades y experiencias que tiene el propósito de “buscar la felicidad como proyecto común, pero que también permita a los residentes y familiares, relacionarse, compartir, crecer, aprender…”.
La demanda de participar en una vida más activa y creativa, potenciando la autonomía personal y grupal, ha llevado a “facilitar el acceso a un entorno sociocultural e integrador” como el de Ballesol Parquesol y que “permite al residente seguir siendo protagonista en la sociedad”, traslada Sonia Cañizal, directora del centro.