En Ballesol se utiliza la música como terapia
La residencia de ancianos en Vigo de Ballesol mantiene una sólida colaboración con la Fundación Músicos por la Salud, que proporciona microconciertos mensuales para los residentes.
Los centros de día y las residencias para mayores están incorporando cada vez más la música como una forma de terapia.
Personas con deterioro cognitivo, como las personas con Alzheimer y otras demencias, que a menudo tienen dificultades para recordar incluso a sus seres queridos, son capaces de entonar canciones de su juventud sin problemas, siguiendo el ritmo con precisión.
La música actúa como un puente para conectar con ellos, proporcionando una sensación de tranquilidad, pertenencia y alegría que resulta difícil de alcanzar de otras maneras.
Medios de comunicación como el Periódico Atlántico no han dudado en hacerse eco de esta bonita iniciativa de Ballesol.
En el caso de esta residencia de mayores en Vigo de Ballesol, la directora Ángeles Ramírez afirma que la música es una de las actividades más esperadas por los residentes. “Les encanta”, confirma.
Aunque empezaron con una experiencia piloto, ahora la música es parte de su programación regular. Además de la música ambiental durante clases de yoga, gimnasia, meditación y manualidades, donde los residentes pueden disfrutar tanto de piezas clásicas como de canciones de Los Panchos o Rocío Jurado, también organizan pequeños conciertos que animan a los residentes a cantar y bailar.
En este marco, Ballesol ha establecido una colaboración continua con la Fundación Músicos por la Salud, ofreciendo microconciertos presenciales y en línea varias veces al mes.
El mes pasado, el músico Robert Pier participó en uno de estos eventos. Con su guitarra y unas maracas para los residentes que quisieran unirse, Pier se muestra intencionalmente olvidadizo para que los participantes le ayuden a recordar letras y ritmos.
“Esto mejora la atención y la memoria, fortalece las vías respiratorias y trabaja la psicomotricidad fina. El resultado es una sensación de alegría y gratitud que beneficiamos todos”, explica.
Además de ser técnico sociosanitario, Pier diseñó este taller durante sus estudios. Interpretan canciones conocidas por los residentes, así como temas de las décadas de 1960 y 1970.
“La música tiene propiedades curativas, más efectivas que muchos medicamentos”, sostiene. Pier también colabora como guitarrista con grupos en A Coruña, tiene cuatro álbumes en solitario y ha grabado un disco con cien personas con diversidad funcional, para quienes compuso canciones simples y repetitivas (mantras) basadas en las emociones.
Una de las animadoras de Ballesol destaca que la música alegra a los residentes.
“Recuerdan las canciones con claridad, incluso aquellos con demencia; conseguimos momentos de calma y expansión”. Dolores, una residente, describe la música como “medicina para el alma”, Teresa dice que la música “nos ayuda a recordar” y Marisa señala que son “sonidos agradables que nos acompañan cuando nos sentimos solos”.
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La residencia se encuentra en una ubicación privilegiada que facilita el acceso a diversas actividades sociales y recreativas, fomentando una vida activa y saludable.
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