
Residencia para mayores en Sevilla
Un estudio realizado en la Universidad de Michigan, en Estado Unidos con 450 adultos reveló que en la vejez “somos capaces de sentirnos más felices que en la juventud a pesar de haber entrado en la decadencia física”. Otros estudios señalan que el afecto positivo reduce la mortalidad de las personas mayores. En este sentido, ancianos con una imagen positiva del envejecimiento (evaluadas 25 años antes) vivieron 7, 5 años más que aquellas con una imagen negativa. Este informe podría atestiguarse con la experiencia diaria que se vivimos en nuestra residencia para mayores en Sevilla, Ballesol Azalea.
Dicen que es la residencia de la felicidad porque nuestros ancianos han conseguido prolongar las alegrías y acortar las tristezas afrontando cada día con una actividad de envejecimiento activo, participación, compromiso o socialización. “Es lo que llamamos vivir con vitalidad”, el equipo de profesionales de nuestra residencia así lo define, que nos recuerda lo importante que es “intensificar las situaciones que les reportan emociones positivas, un buen estado de ánimo y la voluntad de querer compartir esa experiencia”.
Participación activa en nuestra residencia para mayores en Sevilla
¿Se atreverían a hacer una gymka o participar en un concurso de miss y mister simpatía o elegancia? “Aquí lo hacemos para estimular las emociones, los sentimientos, el ejercicio físico y mental”, recuerda uno de los residentes que llegó a Ballesol Azalea huyendo de la soledad y de las estadísticas aterradoras que se cernían sobre su futuro. “La felicidad se asienta en las emociones, y aquí aumentan con los años…y la compañía”. Algo de lo que insisten los que están aquí.
El día del Abuelo es un ejemplo. Todos los años se reúnen aquí más de 200 personas, también en el día de la Familia en el que todos los ancianos confeccionan un mural con mensajes como “Respeto, Unión y Apoyo”. Tampoco se olvidan de las costumbres. Los propios residentes son los primeros en celebrar la feria de Abril y decorar las casetas que se reparten por toda la residencia. A ritmo del grupo “Dando la Nota” todos ellos junto a familiares y amigos bailan sevillanas, rumbas y degustan el mejor pescaíto.
Dª Carmen y Dº Joaquín llegaron a nuestra residencia de mayores en Sevilla, Ballesol Azalea, como una estancia temporal. “A veces una caída es una señal de buena suerte”, nos cuentan con una sonrisa antes de matizarlo.
Nos dijeron que era la mejor residencia para mayores en Sevilla para recuperarse de una fractura – y no sólo eso, recuerdan- . Los días fueron pasando y el ambiente y la felicidad acompañaron una estancia cada vez más reconfortante. Decidimos ampliar la estancia… y ya han pasado dos años.
¿Más motivos? Las actividades programadas fuera de la residencia. En el último año “la residencia de la Felicidad” ha aumentado el número de ancianos que se apuntaron a las visitas del Monasterio de la Cartuja, el Real Alcázar, el barrio de Triana, las procesiones de Semana Santa…Y no es todo. Las instituciones públicas y privadas de Sevilla han reconocido el fomento del envejecimiento activo y saludable que se hace desde Ballesol Azalea con talleres que ejercitan la memoria y los sentidos como es el caso de los talleres de brochetas de frutas con las que los residentes participan en un proyecto de concienciación de comida saludable para que los más pequeños sepan que hay que comer “dos o tres porciones al día”.
El otro reconocimiento social que hemos recibido es el de las terapias con perros, a los que los ancianos acarician, pasean e incluso peinan como beneficio para aumentar las habilidades motoras finas y gruesas, la movilidad o el equilibrio, enumeran profesionales y familiares de esta residencia de la felicidad.
¿A qué es posible sonreír todos los días?
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