
“Somos mayores, pero no viejos”: la emotiva carta a la esperanza de una residente de Ballesol
En un mundo donde las noticias diarias nos bombardean con conflictos, desigualdades y tragedias, resulta inspirador encontrar voces que, desde la serenidad y la experiencia, nos recuerdan la importancia de mantener la esperanza.
Una de esas voces es la de Doña Beatriz González, residente de 87 años de la residencia de mayores en Madrid, Ballesol Tres Cantos, que recientemente compartió con todos una carta conmovedora titulada “Tuve un sueño”.
En sus palabras, Doña Beatriz transmite no solo la sensibilidad de quien observa la realidad, sino también la fortaleza de una generación que ha atravesado tiempos difíciles y que aún conserva la capacidad de soñar con un futuro mejor.
Su carta es un ejemplo de que la edad no apaga la empatía, ni la capacidad de imaginar un mundo más justo.
A continuación, compartimos íntegramente su escrito:
Tuve un sueño
Hoy como cada mañana al despertar, puse la radio con la esperanza de que mi sueño se había cumplido, que las noticias sobre las guerras se habían acabado, pues ya no existían.
No fue así. Lo primero que oí fueron as personas que esa noche habían muerto a causa de las bombas, la desnutrición, la falta de alimentos y medicinas que escasean incluso para los médicos y colaboradores de las ONG.
No puedo ver a los niños con sus cacerolas esperando que les den algo para comer. Muchas de las matanzas se realizan en esos puntos.
Soñé que la guerra de Ucrania se había terminado, que habían llegado a un acuerdo. No fue así.
Soñé que los migrantes que dejan sus países en busca de algo mejor no mueren en el intento, que llegan y son bien recibidos tanto los niños que vienen solos sin sus padres como los adultos.
A veces me hago una pregunta: ¿de qué sirven tantos organismos que se supone hay para impedir que se cometan tantas tropelías?
Apagué la radio y me puse a pensar la suerte que teníamos de vivir en España a pesar de que los partidos mayoritarios no se pongan de acuerdo para que aún fueran las cosas mejor.
Yo por mi parte no dejaré de soñar.
Estas palabras reflejan la mirada crítica y, al mismo tiempo, esperanzadora de una persona que ha visto cómo el mundo cambia, pero también cómo repite errores que afectan a millones de vidas.
Doña Beatriz lo expresó con claridad en una frase que resume la esencia de su mensaje:
“Queremos que el mundo sepa que, aunque seamos mayores, nos preocupamos por la actualidad y por lo que está pasando en el mundo. Porque somos mayores, pero no somos viejos“.
Este testimonio es un recordatorio de que la vejez no implica desconexión ni apatía, sino todo lo contrario: quienes han vivido más tienen una visión más profunda y humana sobre los problemas que nos rodean.
Doña Beatriz y tantas personas mayores nos muestran que la sabiduría acumulada a lo largo de los años puede ser una guía para quienes hoy tenemos la responsabilidad de construir el futuro.
Desde todas las residencias de mayores Ballesol vemos como este mensaje no solo pone en valor la voz de las personas mayores, sino que también invita a reflexionar sobre nuestra capacidad colectiva para imaginar un mundo distinto.
Quizá ese sea el legado más valioso que podemos recoger de quienes nos preceden: no dejar nunca de soñar con un mañana mejor.